Esta Navidad el Real Jardín Botánico se ha unido a la tradición inglesa de los Christmas Gardens, en la que se decoran los jardines con luces navideñas, con una iluminación especial preparada para la ocasión y que, para los que nos encantan las lucecitas, se convierte en un espectáculo que merece la pena disfrutar en familia.

En un itinerario de aproximadamente 1,5Km (que puedes alargar o acortar, según quieras explorar hasta el último rincón o ceñirte al camino principal) puedes tardar entre 1 y 2 horas en hacer el recorrido completo. Hay un “itinerario” marcado, pero vas a tu aire, lo que es perfecto si vas con niños, que siempre llevan un ritmo propio que conviene respetar.

No voy a entrar a describir la iluminación sector por sector, porque lo emocionante es descubrirlo según avanzas, pero hay rincones espectaculares, como el Jardín de las hadas, o la Rotonda de los corazones…
Sin duda recomiendo la visita encarecidamente a todas aquellas personas y familias a las que les chifle el ambiente navideño, las atmósferas mágicas y las luces de colores. Es una experiencia muy especial.

Pero no voy a dejar de mencionar los elementos que, desde mi perspectiva personal, menos me convencieron. La afluencia de gente era excesiva, lo que hace que haya aglomeraciones en los puntos más destacados. Cuando hay empujones se pierde la atmósfera mágica que forma parte de la experiencia.

Por otro lado, iba con unas expectativas altísimas, y me faltó algo de sofisticación en el diseño de algunas partes concretas del recorrido. Al resto de mis acompañantes les encantó, niños incluidos, así que no deja de ser una apreciación muy personal. Y, por último, y aquí sale mi vena agarrada, las entradas me parecen un poco caras (9,90€ las más baratas), si bien es cierto que hay un pack familiar que no está mal (7,50€ por persona, comprando un mínimo de 5). La conclusión final es que merece la pena; el año que viene, si hay ocasión, repetiremos.