DÍA 5 – COSTA NORTE: THURSO – SANDSIDE BAY – STRATHY BAY – DUNCANBY STACKS – HELMSDALE
Hoy queremos explorar la zona más al norte de Escocia, más despoblada y mucho menos turística.

El primer destino es Thurso, la población más importante de esta zona, a la que accedemos por una carretera de interior, bastante directa desde Helmsdale. No le dedicamos mucho tiempo, ya que nuestro objetivo hoy es disfrutar de las playas del mar del norte. Seguimos bordeando la costa en dirección oeste. Apenas hay poblaciones, pero sí muchas casitas marineras mirando al mar. Hace un día espléndido. Como no tenemos mucha información de qué playas pueden estar mejor, nos dejamos guiar por la diosa fortuna y acabamos siguiendo una indicación de carretera hacia Sandside Bay Beach.

Llegamos por el prado hasta una amplia playa, bastante salvaje, de arena muy fina y grisácea, un poco “amarismada”, que tiene una pinta estupenda para dar un paseo. Cuál será nuestra sorpresa cuando nos encontramos con un cartel en el acceso que te advierte de la prohibición de llevarte nada de la playa (ni conchitas ni nada) por riesgo de que pueda ser radiactivo… Aun así, decidimos bajar porque nada parece indicar que sea peligroso ni que esté el acceso restringido. Seguiremos las directrices de la señal y ya está.

La playa es una preciosidad: muy amplia y llena de “tesoros”: ramas, conchas, rocas, pájaros… Echamos un buen rato explorándola y jugando con los peques. El mar, la soledad… es fascinante.
Cuando nos parece, seguimos nuestra ruta. Próxima parada: Strathy Bay, a ver qué tal…

Y llegamos a otra playa maravillosa (esta vez sin carteles de riesgo radioactivo). Aparcamos en lo alto de una colina, al pie de un cementerio, y desde allí bajamos andando por un caminito hasta la playa. Me recuerda un poco a las playas de Cantabria: una concha de arena delimitada por colinas verdes y protegida del mar por grandes paredes de roca. Aprovechamos para hacer un pic nic y comer nuestros sándwiches. Hace incluso calor, y los peques no tardan en ponerse el bañador y remojarse los piececitos (incluso hay quien se da un chapuzón completo).

Después de disfrutar un buen rato de la playa, seguimos nuestra ruta, esta vez ya emprendiendo la vuelta hacia Helmsdale. Ahora el regreso lo vamos a hacer bordeando la costa en dirección sureste. Cerca de John O’Groat disfrutamos en un mirador de las vistas de las Islas Orcadas, un poco más al norte. Y muy cerca está el punto más al norte del Reino Unido.

Un poco más al sur llegamos al acceso a los Stacks of Duncansby: unos espectaculares conos de roca que sobresalen del mar cercanos a la costa (posiblemente con la marea baja se pueda ver su base). Hay que hacer una pequeña ruta para llegar hasta el punto más cercano desde el que se pueden admirar. Y es, sin duda, un paseo precioso.

Pasamos por unos inmensos prados plagados de unas peculiares flores como de algodón (después he averiguado que son una variedad de Eriophorum) que salpican de blanco todo el campo. Vamos ascendiendo hasta la parte alta de los acantilados de la costa. En un momento dado pasamos cerca del borde de un acantilado que está abarrotado de anidamientos de aves: gaviotas, frailecillos… Incluso vemos alguna foca nadando tranquila en el mar, ajena a las miradas curiosas de nuestros peques.

Finalmente llegamos hasta el «mirador» desde el que podemos admirar los stacks. Es un paisaje espectacular. Se puede ir bordeando el acantilado acercándote más a los stacks. Cuando nos parece que nos hemos recreado lo suficiente y hemos hecho las fotos pertinentes, emprendemos el camino de vuelta a Helmsdale. Ya allí, reponemos fuerzas en eel beer garden del Belgrave Arms Hotel, una fantástica terraza en la que los niños juegan en los columpios, mientras nos tomamos una cerveza. Qué mejor manera de terminar un día fantástico.