DÍA 3 – ISLA DE SKYE

Lo primero que tengo que contar sobre la Isla de Skye es que, aun siendo un destino turístico muy común, y estar los alojamientos completos, el tráfico es escasísimo. Las carreteras tienen un solo carril, con pequeños anchurones de tanto en tanto en los que te puedes meter para cruzarte con los vehículos que vengan en sentido contrario. Puede sonar un poco agobiante, pero no lo es: te cruzas con pocos vehículos y el respeto es máximo a la hora de dejar pasar. Skye es un pequeño paraíso en el que nos hubiéramos quedado el resto de las vacaciones, ya que tiene un atmósfera especial. Aquí sí parece que te has aislado del resto del mundo.
Ahora bien, aunque por la carretera apenas haya tráfico, los parking de los sitios turísiticos sí están bastante llenos.

Comenzamos la mañana dirigiéndonos a las Fairy Pools, cerca de Carboast. Aparcamos la furgoneta en las lindes de la carretera (el parking está lleno) y comenzamos la caminata adentrándonos en un valle amplio entre redondas lomas verdes, por un sendero que bordea el cauce de un riachuelo pedregoso, con apenas caudal. Después de un rato de camino,decidimos bajar al río, a pesar de que aún no hemos llegado a las Pools, y allí los niños se bañan encantados (hemos traído bañadores para la ocasión).

Después de chapotear y salpicar, seguimos avanzando hasta las primeras piscinas: unas pozas de agua, de un color verde espectacular. Hay mucha gente bañándose, aprovechando el día de calor que hace.

Seguimos ascendiendo y el camino nos lleva a más y más pequeñas lagunitas, donde la gente toma el sol encima de las piedras cual lagartos, para luego refrescarse con un buen chapuzón.

Y cuando nos parece, emprendemos el camino de regreso.
Seguimos ruta hasta Dunvegan Castle. Al llegar, el precio de la entrada y la falta de ganas de los niños (y los mayores…) de visitar el castillo y sus jardines hacen que nos volvamos por donde hemos venido. Paramos a comer cerca, en The Old School. Otro pub. Se come bien, pero la comida de pub se hace algo cansina después de varios días…

La idea por la tarde es bordear la península más al norte de Skye con el coche. La primera parada es Portree, la ciudad más grande de Skye. Es un pueblo muy pintoresco por el que damos un paseíto callejeando un poco, bajamos al puerto, a la playa… En la zona del puerto hay algunas tienditas, orientadas al turista, supongo, muy coquetas con productos artesanales, marítimos, etc. Sin duda Portree es una población muy agradable, con mucha “vidilla” y muy turística también.

Seguimos hacia el norte. Desde la carretera podemos ver el Old Man Stock (una formación rocosa muy peculiar, que seguro que merece un buen paseo para observarla de cerca), paramos para ver la cascada The Kilt Waterfall (como lleva bastante tiempo sin llover, va escasita de agua) y disfrutamos y mucho del espectacular paisaje.

Sobre las siete estamos de regreso en Carboast, con tiempo para relajarnos un poco, que los peques jueguen en el parque y preparar una rica cena en la cocina del albergue. El atardecer es impresionante. No queremos irnos mañana…
