Uno de los espacios verdes más bonitos y cuidados de Madrid, y también bastante desconocido, es el Parque o Jardín Histórico El Capricho de los Duques de Osuna. Es un parque atípico en la capital, de corte palaciego e inspiración inglesa, francesa e italiana. Encargaron su construcción los Duques de Osuna allá por el año 1784, y muchos fueron los artistas ilustrados que participaron en su diseño y construcción.

Está situado en la Alameda de Osuna y se puede acceder por transporte público en metro (parada El Capricho, Línea 5) o autobús (líneas 101, 105 y 151). Hay un parking gratuito a 250 metros de la entrada principal, pero hay que ir temprano porque se llena.

El jardín, de una vegetación esplendorosa, contiene varias construcciones, como el palacio de los Duques, una ermita, un “abejero”, etc. Numerosas fuentes y esculturas nos encontramos en el recorrido, así como una serie de canales, varios estanques y un lago con su embarcadero en que habitan patos y cisnes. Incluso hay un laberinto, al que no pudimos acceder el día de la visita por estar cerrado al público.

Como curiosidad, este parque ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos. Durante la época de la República fue declarado Jardín histórico y durante la Guerra Civil se construyeron varios búnkeres subterráneos (uno de los cuales, el llamado del General Miaja, se puede visitar reservando en la Página de Reservas de Patrimonio Cultural de Madrid).

Debemos tener varias cosas en cuenta antes de decidir visitar este precioso parque con niños, ya que no es un lugar en el que puedas plantearte pasar el día o hacer un picnic. El acceso es controlado (aforo máximo de 1000 personas) y está prohibido entrar comida, balones, patinetes, bicicletas o animales domésticos. El Capricho es un parque para descubrir, recorrer sus rincones, disfrutar de sus flores y su maravillosa vegetación, “perderse” por sus veredas y aislarse de la ciudad. Ni qué decir tiene que está cuidado con mimo, sin rastro de basura y así hay que preservarlo. Qué pena que para poder tener un parque limpio y cuidado haya que prohibir. Pero así somos como sociedad, por mucho que nos pese. En nuestra mano está enseñar a nuestros hijos a respetar el entorno, sea rural, urbano, natural o artificial.

Sin duda El Capricho es un parque único, en el que los niños disfrutarán como en un cuento de hadas y los adultos desconectaremos del mundo urbano por un rato.